domingo, 31 de octubre de 2010

Los Muertos Que Vos Matais, EDUARDO ALIVERTI

No quiero escribir desde el resentimiento, aunque siento que, en realidad, el verdadero rencor es el de aquellos a cuyo cinismo apuntará. Algunas cosas hay que sacarlas bien de adentro bajo pena de traicionarse a sí mismo si acaso, por razones de ¿elegancia? periodística, de ser modesto con los conceptos en horas de dolor y de respeto, se las guarda. Supongo, además, que varios de los conceptos a verter serán parecidos y hasta idénticos a muchos de los que acompañan las opiniones de esta edición. Mejor. Uno se sentirá reforzado con la gente, los colegas de este diario, y otros, que piensan igual o muy parecido y habrán escrito en consecuencia. En momentos como éstos, lo que justamente hace falta es juntarse más que nunca con la gente que piensa y dice y pregona como uno. Ayer, a muy poco de conocerse la noticia, me tocó encabezar la transmisión especial de AM 750. Muchos testimonios, mucho oyente, mucho correo, muchas sensaciones. Uno tiene en esto demasiados años de entrenamiento auditivo, de saber reconocer las entrelíneas de las declaraciones, de descubrir qué hay detrás de los tonos de voz y hasta de cada inflexión. Y entonces percibe, registra enseguida, no se le escapan ni las respiraciones. Percató en consecuencia la angustia auténtica de la gente común que llamaba a la radio; la que conforma lo definible desde hace un tiempo como la “minoría intensa” de la sociedad, contra la presunta mayoría invertebrada que está festejando la muerte de Kirchner. Sin embargo, a la par llamó la atención de quien firma la cantidad de llamados del tipo “no soy peronista, no soy kirchnerista, no quiero a este gobierno, pero...”. Ese pero. Ay, ese pero. Cuánto que hay en ese pero de “me parece que me di cuenta ahora, con la muerte, de que no hay nada real mejor que esto, por más que no me guste”.

Sea así o más o menos así, esa gente, esos peros, se sintieron legítimos, audaces, compungidos. Atención con esa tomada de nota de que ahora se corre peligro de retroceder, tanto que lo putearon. No tengo cómo justificar la elevación de los llamados a una radio a la categoría de sondeo representativo... salvo por eso del oído entrenado, de la medición automática de percepciones. Y también como quiera que sea, en cualquier caso es mucha gente con una honestidad intelectual, o sentimental, infinitamente mayores que las disfrazadas por los temporarios acomodaticios de las condolencias. Cobos, traidor, capaz de decir que se nos fue un gran líder. Andate Cobos, por favor. Andate. Pero no del Gobierno del que formás parte a la vez de denostarlo. Andate a tu casa, directamente. Por un instante de tu vida tené mínima conciencia del ridículo. Sólo eso, Cobos. Sólo eso. Vos y todos los demás que ahora descubrieron en Kirchner al tipo que llevaba la política en la sangre, al militante tiempo completo, al apasionado que deja un vacío enorme, al hombre de convicciones. Vos y todos los demás que hasta las 10 de la mañana de ayer definían esos flamantes méritos del muerto como la expresión del crispado que violentó a este país, del autoritario que nos volvió a las catacumbas de los ’70, del enajenado que nos lleva al caos institucional. Y vos, Van der Kooy, que a los veinte minutos de la muerte ya tenías subida tu columna gozosamente mal disimulada. Y vos, Fraga, Rosendo Fraga, asesor de Viola, del general Viola, del asesino Viola, que te permitiste elevar, con el muerto fresco, las condiciones a las que debe sumirse Cristina ahora que puede ejercer el Poder. Vos, Fraga, venís a cerrar el circuito que inauguró José Claudio Escribano, el mandamás de La Nación, cuando apenas asumido Kirchner en 2003 le puso en tapa el pliego de bajezas a que debía rendirse si quería completar el primer año de mandato: reacomodar las relaciones con el FMI, amnistiar a los milicos, romper con Cuba. Con Kirchner inaugurado, primer pliego. Con Kirchner muerto, también enseguida, el segundo: que Cristina se saque de encima a Moyano, a Moreno y a quien haga falta para demostrar que no es igual que el marido. Hasta un tipo de derechas como Federico Pinedo, pero con sensibilidad perceptiva –digamos que un caballero– le dijo al aire al suscripto “y, sí, es un poco apresurado el análisis”.

Pero no, no es apresurado. Son sus instintos más bajos, más pornográficos, de intereses de clase. Cabe reconocerles su impudicia explícita. E incluso prodigarles el reconocimiento de que además de ser así son inhábiles para solaparlo. Dejan todo más claro. Ese es, quizás y no importa si por convencimiento o por lectura especulativa de la realidad al cabo de 2001/2002, el legado más interesante y efectivo que deja Kirchner. Por las razones íntimas que fueran, partió aguas. Obligó a ponerse de un lado o de otro, cuando ya parecía imposible que la pasión política se reinstalara en la Argentina devastada de la rata. Más aun, por estas horas también se desnudan como de cocodrilo feroz las lágrimas y lamentos de quienes se allanaron a hacerle el juego a la derecha con chamuyo de izquierda cinematográfico-nacionalista. ¿Y por qué eso también es símbolo? Porque esa partida de aguas que significó y significa esta rara pero apasionante experiencia también compelió a que cada quien mostrara su vocación de poder. Algunos de la derecha explícita sacaron los tanques mediáticos, pero otros de la izquierda piripipí copiaron a Carrió, compararon a Kirchner con Menem y hace unas horas se manifiestan condolidos ¿de qué? ¿No es que eran iguales?

Por unas semanas como muchísimo, si es que se aguantan, el establishment más concentrado, el gorilaje recalcitrante y sus funcionales nac&pop se llamarán a silencio de expectación. Concluido el duelo de las buenas formas, medirán cuánto tiempo se requiere para que seguir atacando no se les vuelva boomerang. Tensarán que Cristina puede usufructuar, o que le serviría, la imagen de mujer enhiesta en medio de un drama de todo tipo, sola contra todos. Y encima, en medio de ese karma que los sigue regenteando: sus candidatos son horribles, no se les cae una idea alternativa convincente y están a años luz de potenciar a algún referente que demuestre capacidad de mando.

Si lo piensa bien, la derecha atraviesa un problema con la muerte de Kirchner: él venía a ser una suerte de reaseguro para continuar insistiendo contra el “aplastamiento de las instituciones”, el “clima de confrontación”, la “división de la sociedad” y todo el resto de pelotudeces tras cuyo parche se oculta, pésimamente, que no aguantan la afectación de emblemas con que sintieron tocados su alma y su culo. Y la de ciertos privilegios que manotearon sus bolsillos.

Ayer a la noche, el clima de congoja cedía lugar a una efervescencia, tan contenida como callejera, que detrás del dolor avisaba lo siguiente: si hay lugar de retrocesos en lo recuperado para los intereses populares, no les va a resultar fácil. La potencia política de Kirchner ya no estará, Cristina es candidata única y habrá que comprobar si su estoicismo aguanta la presión. Pero es irrebatible que queda una fuerza muy considerable que, cualesquiera sean los avatares electorales, no permitirá así nomás que se vuelva para atrás en ciertas conquistas que a la vuelta de la esquina eran extravíos utópicos.

En síntesis, eleven neo-pliegos de condiciones, festejen, gorileen, viven a las coronarias de Kirchner como antes a sus carótidas y al cáncer de Eva, supongan que se acabaron la ley de medios y que la yegua no debería soportar semejante tensión. Pero, por las dudas, uno les aconsejaría que adviertan la ya masa de gente joven politizada y movilizada y el número de los que se plantean lo que hay enfrente de lo que putean.




viernes, 8 de octubre de 2010

Entrevista a Llonto (25 sept 2010)

ENTREVISTA A PABLO LLONTO realizada por Adriàn Berrozpe.

24 DE SEPTIEMBRE DEL 2010.

Entrevistador: ¿Qué va a significar la implementación de la ley de medios para el pueblo argentino?

Pablo Llonto: La posibilidad de una democratización, creemos que sin antecedentes en la Argentina sobre los medios de comunicación si es que nosotros, todos, ustedes los jóvenes, los estudiantes, los sindicatos, las universidades, los municipios, las provincias, nos ponemos a construir medios, si no hacemos nada los medios van a seguir en manos de quienes están ahora. Se abre la posibilidad de que podamos tener canales barriales, canales sindicales, canales universitarios, canales escolares: una multiplicidad de medios que deberían democratizar la información, es decir, que no nos marquen la agenda el grupo Clarín o La Nación sino que tengamos información distinta y propia. La importancia de los temas locales es decir que la gente de Tucumán, la gente de Berazategui, la gente de Salta, no tenga que ver el 90 por ciento los contenidos informativos basado en lo que pasa con los porteños en capital sino que puedan tener producción propia: programas propios, teatro propio, novelas propias y programas deportivos propios, que puedan dar esa variante que hoy no tiene la televisión argentina donde todo parece estar manejado y concentrado por 6,7 personas.

E.: Respecto al marcado de agenda que hace Clarín es real, lo que pasa en la tapa pasa.. Esta semana se escucho a un periodista diciendo: “sino pasa en Clarín no pasa en Argentina”. Sobre esa manipulación que hace Clarín ¿Qué crees?

P. Llonto: Uno participa bastante seguido de debates, charlas, y es sorprendente lo que uno veía antes de la manipulación de Clarín hoy se ha multiplicado. A tal punto que, para poner un ejemplo de esta última semana: Clarín salio a denunciar que una corresponsal suya en Brasil, Eleonora Gosman, había sido echada de una rueda de prensa en Brasil, y con eso hizo tres veces una noticia en tres días, y fue tema de conversación de algunos medios radiales, y hasta televisivos. Cuando en realidad había ocurrido que una funcionaria había dado una nota en exclusiva a 2 medios y no a Clarín por lo tanto le habían pedido a la periodista que se retirara porque que el pacto de entrevista había sido con esos dos medios, algo que habitualmente sucede en el periodismo. Como Clarín a veces lo hace cuando pacta una exclusiva con alguien, y si se metiera una persona a hacer una nota le diría “No, hermano, estoy haciendo la nota. Me dio la exclusiva a mi, así que por favor respétame” bueno esto mismo que ocurrió Clarín lo convirtió en una noticia, ¿cuál es la noticia? la expulsión. “Echan a una corresponsal de Clarín”, dice. Ahí se ve claramente todo lo que es manipulación, exageración, dramatización de una mentira, y esto lo vienen haciendo con mil temas, y hoy se esta viendo que si alguna vez alguien dudo que Clarín mentía, no solo Clarín pero estamos hablando del grupo, ahí tienen una prueba.

E.: Con respecto al tema de Derechos Humanos estuvimos escuchando durante esta semana a varios periodistas de un sector progresista, o pseudo progresista, que están hablando de “olvidémonos de los ´70” “dejemos de hablar de los ´70”. Pero con respecto a estos periodistas que en su momento mostraron una cara, o se intentaron poner como progresista y hoy dicen que hay que dejar de hablar de los ´70..

P. LLonto: Deberían preguntarle al presidente de Estados Unidos si hay que olvidarse de los ´70 ahora que acaba de nombrar a Las Madres. Yo creo que ese discurso de olvidémonos de los ´70 es una pose para el momento político de hoy, no saben que decir y dicen esto. Dicen todo lo contrario de lo qué dijeron...

E.: Para volver a salir ellos, no?

P. Llonto: Si, si

E.: Como Lanata

P. Llonto: Porque tienen esa doble moral, esa doble cara de decir una cosa ahora es muy oportuno hoy para algunos periodistas fingir que son opositores o hacerse los opositores y los críticos al gobierno porque para algún sector del periodismo eso significa raiting y ventas, no hay dudas. Todos sabemos, lo que estamos en el periodismo, sabemos que tenés más posibilidades de raiting y de ventas de revistas y de diarios si haces un periodismo duro, opositor. Esto si fuera autentico uno lo respetaría, como es falso propio de la doble cara que siempre tuvo La Nata que ahora para algunos se esta descubriendo pero siempre fue así Lanata, salvo en sus comienzos...

E.: Siempre fue un comerciante? Un panqueque?

P. Llonto: Siempre fue un panqueque...y otros lo mismo...

Habría que mostrarle a Lanata, de echo algunos programas se lo refrescan cada tanto, miles de cuestiones que hay de él explotando el tema de los de los ´70 y de los Derechos Humanos para propios beneficios; por ejemplo, toda su época en que dirigió Página 12 o los libros que ha hecho aprovechándose de la historia de los ´70 y de los Derechos Humanos. Para venderlos no había que olvidarse de los ´70 y ahora sí, justo que hemos llegado, el pueblo argentino logro que se haga justicia, hoy se están haciendo los juicios por los que Lanata marchaba hace unos años para pedir juicio y castigo a los culpables. Se lograron los juicios y ahora hay que olvidarse de los ´70, que Lanata se ponga de acuerdo con Lanata. Entre otros, tenemos a Lanata, tenemos a Tenembaum, tenés a varios que escriben en la segunda página de Clarín, Ricardo Roa, Ricardo Kirschbaum, son parte del periodismo panqueque que vemos hace décadas. Lo que por ahí nos sorprende hoy, a algunos, es ver a esta gente alineada con los que supuestamente eran sus enemigos: más coqueteando con la derecha que con los sectores populares que alguna vez dijeron defender.

E.: Los periodistas no se “darán” por lo financiero, tengamos en claro que el pueblo no maneja el gran dinero del país sino que lo maneja gente que pertenece a la Sociedad Rural o a Clarín, a ellos no les conviene hablar de los DDHH porque le tocan muchos intereses. ¿Esto es así?

P. Llonto: Cuando Clarín quiso hacer negocios con los Derechos Humanos, los hizo y esto de hacer negocios con los Derechos Humanos era para sacar materiales a la venta, cuando representaba hacer platita lo hicieron. Ahora como tienen una posición política contraria al gobierno, supuestamente para ellos este gobierno es el único que hizo algo por los Derechos Humanos. Quieren mostrarle a la gente que si no existiera este gobierno el tema de Derechos Humanos no existiría lo cual es totalmente falso en Argentina, que este gobierno este ayudando enormemente al tema de los juicios y al tema de poder llegar a la justicia es uno cosa pero la lucha por los Derechos Humanos en la Argentina ha sido parte de gran parte del pueblo, de sindicatos, de organismos de derechos humanos, de docentes, de jóvenes, de movimientos de jubilados. Es un poco más grande de lo que supone Clarín la pelea por los Derechos Humanos en Argentina.